viernes, 20 de enero de 2012

A siete meses de movimiento estudiantil, la gente opina



Miradas a un movimiento

                                                                                                                             Natalia Matus

Desde fines del dos mil diez y  durante el transcurso del presente año nuestro país ha  vivido el despertar de una serie de movimientos sociales que,  empoderándose, han exigido demandas en pos de modificar las ramificaciones del modelo implantado por Pinochet.

Dentro de las exigencias esgrimidas por el pueblo organizado,  las del movimiento estudiantil, a través del esfuerzo mancomunado de distintos actores sociales, han logrado mantenerse a través del tiempo. Colocando constantemente en la palestra política-comunicacional, y en la sociedad misma, la necesidad de una reforma estructural al sistema educacional.

Han sido siete meses marcados por marchas, paros, tomas y un sin fin  de demostraciones de descontento y creatividad  por parte de los estudiantes, realizadas con miras a ejercer presión sobre el gobierno y la clase política.

Sin duda la transcendencia de las movilizaciones ha sido tal, que nadie ha podido mantenerse indiferente ante sus manifestaciones. Adquiriendo incluso relevancia a nivel internacional. En primer lugar por la fuerza de las mismas y su masividad, y también por acciones como las visitas realizadas por algunos de sus personeros a las sedes de organismos internacionales. Hechos que se han traducido en muestras de apoyo de ciudadanos extranjeros, como las ocurridas durante la visita de Piñera a Uruguay, o en muchas otras en lugares públicos alrededor del mundo.

Con el fin de dar una mirada hacia la coyuntura educacional desde la realidad penquista, marcada por los tropicalismos eternos de la vaguada costera, he recogido diferentes perspectivas. Desde la de una abnegada madre chilena –en términos Concertacionísticos- hasta la de un autóctonamente regional vendedor de helados.

El sol achicharra la caminata por el foro, glorioso campo de batalla para castañas perdidas y muchas otras gestas, y en una banca me mira Fernando. Hombre con afición por la ropa de marca, los wachiturros  y pasear con su polola, el cual me habló de su visión acerca del movimiento estudiantil.

       “Está bien que  los estudiantes luchemos por algo que debiera ser gratis, pero que sea pacífico. Yo creo que esto tiene que seguir, porque se ha luchado mucho y todos tenemos derecho a la educación, no solo los hijos de Piñera. Tiene que continuar, pero falta apoyo de los mismos estudiantes, cada vez marchamos menos y eso demuestra que se está debilitando el movimiento, el pueblo entero tiene que participar. Esta lucha es de todos.

     No muchos metros más allá, en una coincidencia cósmica para este mundo delirante, encontré a un segundo Fernando, estudiante de Pedagogía en Lenguaje en la UCSC,  que orgulloso de su polera de Misfits, caminaba erguido junto a los murales del foro. 








        Frente a la pregunta de su visión del movimiento respondió:


 “Creo que lo que está pasando con el movimiento estudiantil es que existen muchas diferencias ideológicas entre los dirigentes, por ejemplo, ahora mismo con el cambio de Vallejo a Boric, dentro de la misma tendencia, se pasa a algo más radical. Por otro lado, el actuar del gobierno es coherente con su concepción económica neoliberal, por ende, para lograr cambios estructurales en la educación, como una estatización (la cual no comparto) habría que hacer una revolución sanguinaria y violenta donde rueden cabezas”.

      Caminando frente a ingeniería, nada mejor para resistir los embistes de nuestro característico clima (siempre en pos de la profesional continuación del ejercicio periodístico), que el nunca bien ponderado  Palito Manzana. Por ello,  mientras saciaba mi vocación de chirimoya, conversé sobre las movilizaciones con don Pedro, autóctono vendedor de helado, el que desde su característico bicicarrito y uniforme blanco con celeste dijo:
“"Estoy completamente de acuerdo con las movilizaciones, porque  tengo dos hijas estudiando y cuesta mucho pagar su educación, me da rabia porque esto ha sido muy lento y no hay respuestas, el gobierno no quiere transar, se está riendo de nosotros, la gente de esfuerzo, porque ellos pueden pagar los estudios de sus hijos"

Desde la mítica Plaza Perú para todo el mundo. Convertida ya en un emblema de las movilizaciones, Jennifer ha alimentado durante estos meses a infinitos batallones de estudiantes post marcha, que se deleitan con sus sopaipillas con infaltable pebre. Me comenta su experiencia sobre el particular, desde los ojos de quien durante muchos jueves ha aportado con su granito de gastronomía  entre barricadas.

"La educación tiene que ser gratis, y ojalá que esto no pare porque el gobierno no responde frente a lo que nosotros pedimos.  Yo estoy en la plaza Perú vendiendo todos los días y he visto todas las marchas, conozco a todos los encapuchados y sé que ellos no hacen las cosas de maldadosos sino porque tienen rabia, y los comprendo, da rabia no poder estudiar, por no tener plata, por eso yo cuando termine la enseñanza medía, ósea en 2 años más me pienso ir a Argentina a estudiar"

Junto a la pileta, sonríe amable la señora Eliana. Tiene una hija en cuarto año de química y otra que se prepara para dar la PSU, y para ayudarlas, acude cuando cada feriado o fin de semana lo permite a Plaza Perú a vender ropa.

  "Yo como mamá pienso que los niños están luchando por algo que realmente necesitan, tengo una hija que estudia en la Ú y otra que da la PSU este año, esta movilización no se tiene que  acabar, para que así se consigan los objetivos


       Consultada respecto a una manera de financiar un sistema de educación pública, gratuito y de calidad responde:
 "Yo estoy a favor que se financie a través de los impuestos, para que así se redistribuya de mejor manera la riqueza. Eso sería lo justo. La respuesta del  gobierno ha sido insuficiente y eso produce mucho descontento en la ciudadanía"



            Y finalmente, pero no menos importante. Como un “TIEMBLA HINZPETER” de resonancias atómicas, la voz combativa del capucha nos habla desde lo general hasta el sujeto: 


            “Los procesos sociales, a través de la historia contemporánea y durante todas  las etapas que se han vivido las movilizaciones, ha pasado momentos de avance y repliegue. Más que un movimiento estudiantil esto es un movimiento social, en donde la fuerza de las masas se está acumulando para seguir estallando en todos los ámbitos; la salud, el trabajo o en cualquier otro ambiente en donde existan las falencias que deja el capitalismo.  A nosotros nos juzgan y todo, pero simplemente desatamos rabia acumulada, por la violencia diaria en la que vivimos como sociedad; la cual se manifiesta, a través de una piedra, pero también a través del marido que le pega a su mujer, por poner un ejemplo. Pero la gente muchas veces no nota la conexión, y no ve que todos los procesos sociales están marcados por la violencia. Porque el capitalismo llego al mundo trayendo sangre a la tierra, y con violencia se combate, es necesaria, para que así avanzan los procesos sociales.”



            Cae la tarde y Chacabuco se vacía de tantos rostros cotidianos y sus muchos testimonios, hasta otro día marcado por los tropicalismos eternos de la vaguada costera.


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